Artistas británicos se querellan contra empresas de IA por blanqueo de derechos de autor

La apropiación no autorizada de obras de artistas por parte de empresas de IA como Midjourney y herramientas de IA como DALL E ha causado conmoción en el mundo del arte y suscitado un importante debate jurídico y ético. Una lista de 16.000 artistas -entre ellos nombres tan conocidos como Damien Hirst, Tracey Emin y Bridget Riley- cuyas obras se habrían utilizado para entrenar la inteligencia artificial (IA) ha llevado a artistas británicos a estudiar la posibilidad de unirse a una demanda colectiva en Estados Unidos y tal vez presentar una denuncia en el Reino Unido.

Los líderes de este movimiento, como Tim Flach, consideran que es una oportunidad para que los artistas se unan y luchen contra lo que consideran violaciones de los derechos de autor.

Tim Flach, conocido por sus característicos retratos de animales, ha expresado su preocupación por la capacidad de la IA para replicar rápidamente sus costosas y cuidadas obras, incluidas imágenes de leopardos de las nieves que imitan fielmente las de sus sesiones fotográficas. Destaca el problema de que la IA suplante los estilos de los artistas, ya que lo considera una amenaza directa para su sustento al «robarles» sus expresiones artísticas únicas.

Las demandas se centran en la copia no autorizada de las técnicas de los artistas y en cómo afecta a sus ingresos para abordar los efectos más amplios de la IA en la industria creativa. Esto ha suscitado un debate más general sobre la necesidad de medidas legislativas, similares al sistema de derechos de autor empleado en la industria musical, para salvaguardar los derechos de los artistas y garantizar su remuneración.

La IA puede inspirar nuevos tipos de creatividad, que algunos artistas consideran peligrosos para su sustento y su trabajo. Sin embargo, muchos artistas se sienten violados y están dispuestos a contraatacar tras enterarse de que su trabajo se explota sin permiso. Esta circunstancia pone de relieve la intrincada interacción entre la legislación sobre derechos de autor y el progreso tecnológico, y subraya la necesidad de una estrategia bien concebida que respete los derechos de los artistas al tiempo que fomente la innovación.

Si se puede describir una imagen, la inteligencia artificial (IA) promete crearla. Sin embargo, la medida en que otra persona ya haya producido un elemento de la imagen imaginada limita este compromiso. Los artistas temen que les copien, ya que han comprobado que Midjourney creará una imagen similar a sus obras originales. Además, Midjourney permite a sus usuarios designar el estilo de un artista, y la demanda afirma que esto se fomenta.